sábado, 19 de diciembre de 2020

Ripios en tiempos difíciles

Ripios en tiempos difíciles (Francisco Alonso Crespo)



Presentación:
Los ripios, por definición, 
"no tienen remedio"; 
pero resultan expresivos en cada ocasión
(de temores y afectos).
Por eso a veces nos los enviamos los amigos (para animarnos en estos tiempos), 
junto a otros múltiples mensajes.

🦉☀️👏🍁🎶🍇🌻🌼


1
Marzo: 
Resistiremos!

🌲
Canturreo 
y una silla en el techo 
se mueve inquieta;
de mi tono plañidero 
se alejan pasos ligeros.
 Los escolares de al lado 
rompen a llorar.
-Chist..! Silenzio..!
 Su padre romano 
les manda callar:
- Los hombrecitos no lloran! 
Silencio y miedo...
 -"Resistiré para seguir viviendo"
 (El dúo dinámico).


2
Marzo: 
Senderismo 
"Así pues el sabio viaja todo el día sin salir de casa" (Lao Tse)

🌲
Quién inventó los pasillos? 
Qué bien vienen para el senderismo! 
Subes a Cotos,
 bajas al Paular,
 Tomas algo en Rascafría,
 tiras para el Molar.
-Camino descalzo,
 y si voy deprisa 
para Cercedilla 
el móvil me regala 
veinte puntos "cardio".
Media vuelta y a la tele:
 -Vámonos al Japón
 con La 2.


3
Abril: 
Aplausos

🍀
En Tres Cantos 
muchos son los aplausos
y pocas las cacerolas; 
pero qué ruido meten 
las muy cabronas.
Enfrente hay un vecino 
que inicia el jaleo y cierra. 
El muy ladino 
esconde la mano, 
y tira la piedra, 
dejando la bandera 
pa' que se vea...
(Tengo un sobrino 
médico internista 
que se juega al tipo
día tras día).


4
Mayo: 
Tirando papeles

🌹
Sacando relicarios 
de los armarios 
una foto recuerda 
en blanco y negro 
tiempos pasados.
- Dónde fue, Manola? 
Cuándo, en qué sitio? 
- Es del viaje a Lisboa, 
hace medio siglo.
- Medio siglo?
Casi nada...
- No pongas esa cara, 
medio siglo.


5
Mayo: 
A Aina de Manacor 

🌹
-Qué se siente al visitar
 "sa ciutat" casi desierta, 
desierto el Born,
vacías la catedral
y la plaza de la Reina?

-Qué se siente al contemplar
 desolados 
el paseo de Ramón Llull,
los bancos que miran al mar,
la bahía sin veleros 
y el viejo puerto sin barcos? 

- Bien quisiera recorrer 
sin turismos ni turistas 
el cementerio con vistas
de Deia'  al atardecer, 
solo, callado y sin prisas.

- Tomando el tren de Alaró,
camino de Manacor;
tranquila la mar salada,
bien quisiera recalar
a solas,
de Portocristo en la playa.



6
Junio: 
A María,
en recuerdo de Paco Villarin 

🌼
Cuatro gotas han caído 
como hipidos en Tres Cantos.
Son lagrimillas del llanto 
por la muerte de un amigo, 
tan grandote y tan bendito 
que lo rezo como a un santo.


7
Julio: 
A Fausto:
Ripios sofocados 

🌬️
De mi terraza en la sauna, 
(Jozu',  qué  calorcito!)
del mes de Julio disfruto,
(Madre, qué veranito!) 
Es verdad que aquí no hay playa 
... y tampoco mosquitos! 
Me voy corriendo a la ducha, 
(meto el pie, qué fresquito!)


8
Agosto: 
Verano sin turistas? 

🤽
Turistas no hay,
 Ay qué guiri-gay! 
En Barcelona 
sólo queda Torra, 
y en "Madriz"
una perturbada perdiz... 
Un verano magnífico, 
gracias al frigorífico.
(Yo me voy a caminar 
con mis botas y antifaz... 
Y nada más).


9
Septiembre: 
Manola me envía una foto al atardecer

🌻
"Cuando se acuesta Lorenzo 
se levanta Catalina".
Por el campo de pistachos,
 y ante un molino de viento; 
cuando el día ya no es día 
y la noche no es noche 
todavía,
 en el verano manchego,
como  un par de tortolicas 
pasean tía y sobrina...
"Cuando se acuesta Lorenzo 
se levanta Catalina".



10
Octubre: 
Canto gregoriano 
al atardecer 

🎶
Una nube de estorninos 
modula su vuelo
concertadamente.
Los neumas del pergamino 
dibuja en el cielo 
y canta el gregoriano
armoniosamente. 

11
Noviembre: 
A Hermes 
Hasta cuándo?

🍁
Nuestro progreso globalalizado 
oculta peligros 
no imaginados. 
Las pandemias proceden 
de causas incontroladas.
Los políticos no paran 
de joder la marrana. 
La economía nacional 
se apoya en los bares:
Hay que joderse!
Tan pobres alforjas 
para tan largo viaje!
( Vacuna, no tardes! )


12
Diciembre: 
La mascarilla en Adviento 

👏
- Manola, la mascarilla
llevas a juego 
con la blusilla.
Y el cura del barrio 
lleva la suya, 
de color verde, 
como su manto. 
-Viva la gente pinturera 
que su moda inventa 
en la pandemia!



13
Invierno: 
Vitamina D 
(Me quedo tomando el sol del invierno)

☀️
A mediodía tomo el sol 
para la vitamina D 
pues refuerza mis defensas 
según leo en "interné".
Me pongo de frente, 
me pongo de espaldas...
Fuera la camisa!
fuera el anillo, 
fuera las gafas!
Ay qué disgustillo 
cuando el sol se larga...
tras de mi terraza!
-"Hermano Sol, 
volverás mañana?" 
(San Francisco de... Hachís!!)

🌲🍀🌻🍁🍇🎄

Feliz navidad
Feliz año nuevo
Feliz Vacuna!!!

🌻















lunes, 27 de enero de 2020

¡Mira si he corrido mundo!








“¡Mira si he corrido mundo!”









Francisco Alonso Crespo


1. “Mi mundo y el mundo”

        Miguel Delibes hacía una distinción solemne entre “mi mundo” y “el mundo”.  El lugar de donde somos y los lugares por donde viajamos. Y bien mirado, es muy sano no perder de vista esa doble perspectiva: “mi pequeño mundo” (algo así como “el último valle”) y “el mundo” (poco más o menos como “la guerra de las galaxias madrileñas”). Si nos vamos al mundo abandonando “mi mundo”, seremos unos desarraigados; y si nos quedamos en “mi mundo”, sin viajar por el mundo, seremos (con perdón) unos paletos. Por eso expresamos nuestra añoranza del “terruño”, y al mismo tiempo presumimos de ser viajeros casi tan incansables como los del “grand tour”. Cada uno a su manera, claro está. Así en la Jota de Torreadrada (que bailamos en la Casa de Castilla y León), los mozos cantan estos versos para presumir ante las mozas:

“Mira si he viajado yo (bis)
Que vengo de Migueláñez
Y he pasado por Armuña
Y he visto a las chicas de Añe (bis)
¡Mira si he corrido mundo!”

Y las mozas contestan:
“¡Ay que sí, que sí!
¡Ay que no, que no!…
Que es como contestar: -Bueno, su tú lo dices…


2. -¿Y tú de dónde eres?

    -¿Que de dónde soy?... Mi “pequeño mundo” surgió como una aldea de repoblación en los tiempos de la Reconquista.  Sería en torno al siglo X. Tiene una extensión de 10 kilómetros cuadrados, o sea, de 1.000 hectáreas. Cuenta desde los siglos remotos con 100 vecinos, de modo que a cada vecino le correspondieran 10 hectáreas. A todos por igual: “Aquí nadie es más que nadie”. Al ser 100 los vecinos el cálculo de los habitantes fue siempre fácil para los escolares de los siglos sucesivos pues tocaba multiplicar por 8, por 6, por 4 o por 0 según la evolución de la natalidad. Según esto se diría que mi pueblo fue creado por los biznietos de D. Pelayo conforme al sistema de numeración decimal (hablando, claro está, un milenio "avant la lettre"). O sea, de modo análogo a las colmenas de las abejas, que se inspiran en “el sistema hexagonal”.

¿Que cómo salí de letras si llevo el sistema de numeración decimal en los genes de la tierra? La respuesta está en D. Simeón, el maestro, experto en letras y algo cojitranco en números. D. Simeón, además del nombre tenía otra particularidad: No le faltaba el sentido del humor, cosa que yo apreciaba mucho pues eso de “la letra con sangre entra” siempre me pareció una barbaridad. Por ejemplo, viendo mi dibujo de una maceta sentenció en tono de broma: -Esto lo ha dibujado usted, señorito, “a ojo de buen cubero”. Fue suficiente para saber desde primaria, sin sentirme frustrado, que lo mío no era la pintura. Todavía hoy cuando dibujo lo hago “a ojo de buen cubero” como se puede comprobar con el dibujo del pavo real que adjunto. Y no es que la pintura fuera un arte desconocida en mi pueblo. En mi tiempo el pintor ante su caballete a la orilla del río, era una escena casi familiar en el verano. Los señoritos de Burgos (estos sí que eran “señoritos” de verdad) ante el caballete de pintor se convertían en parte del paisaje, como los hombres acarreando la mies con los bueyes o las mujeres preparando la parva para trillar, o los escolares llevando la barrila de agua fresca desde la fuente a la era. El cercado con las yeguas sesteando bajo los árboles, la era mediavilla toda en ebullición, las campanadas del reloj de la iglesia allá en lo alto, el río silencioso y fresquito allá en lo bajo con su olor húmedo/cálido tan especial, y los cangrejos ocultos entre los sargazos del fondo… y el sol, el sol siempre dándole desde arriba, completaban el paisaje veraniego.


3. La mirada del pintor

El cuadro de la moza y los patitos tiene por título “Rioseras”. Es obra de Marceliano Santamaría (1866-1952), el único pintor burgalés que tiene su Museo propio, en el Monasterio de San Juan. Famoso especialmente por sus paisajes castellanos, sus cuadros de historia y sus retratos. Ni que decir tiene que para mí fue una gran sorpresa enterarme de que existía una pintura de mi pueblo en un Museo. Todavía hoy creo que soy de los pocos que lo sabe. 
Es obvio que la mirada del pintor es bondadosa e idealiza no poco el escenario. La escena idílica, con los patitos, la mocita descalza, y sobre todo, descansando, resulta algo chocante. ¿Cuándo este arroyo, llamado pomposamente por nosotros río Navas, llevó tanta agua en verano, cuándo el puente fue tan esbelto?… ¿Cuándo en mi pueblo hubo patitos, cuándo una moza posó descalza, y sobre todo, cómo se permitió descansar en el verano si en el verano nadie paraba?... ¿Qué hubiera dicho su madre…? Pero no vamos a ser desagradecidos. Es una forma de alegrar aquellos pasados tiempos tristones. Y es verdad que pinta mi pueblo. Para más señas, desde el puente del barrio de abajo y con el sol de poniente y el monte al fondo. 
La escena es veraniega, sin duda. Y la luz no está mal. Si la mocita se pusiera de pie mirando hacia el pueblo vería mejor las casas de ambos barrios y la iglesia situada en un pequeño cerro. Para ver el molino y la subida al páramo tendría que darse la vuelta. 
Dicen que la primitiva iglesia románica fue construida por orden de Dña. Jimena. ¿Está debidamente contrastada la intervención directa de la esposa del Cid? No lo sé; pero queda bien. Siglos más tarde, respetando tres elementos románicos, esto es, el ábside, el muro norte y la portada con su tímpano, lo ampliaron con tres naves. Fue primero en tiempos del gótico y después en tiempos del barroco. 
Pero de poco nos ha servido a los de mi pueblo presumir del único templo con tres naves de los alrededores; porque en sus dimensiones estaba escrito el desastre: ahora es una ruina. Curiosamente siguen en pie los restos románicos, incluida la antigua puerta con su pequeño tímpano y sus columnillas con sus mínimos capiteles. Y ahí sigue en lo alto del montículo, alejada del pueblo, sola, orgullosa y arruinada. Si le continúan creciendo los yerbajos terminará pareciendo un templo hindú.


4. EL pavo real en “El Jardín”

“El Jardín” era el lugar de veraneo de dos familias de señoritos de Burgos, con unas criadas que vestían de uniforme y salían al pueblo a comprar la leche de oveja con unas lecheras de metal que olían bastante mal y que nuestras madres andaban siempre frotando con arena. El señor de una era catedrático de Instituto, se apellidaba “Díez de la Lastra” y le gustaba mucho pintar. Su familia ocupaba el caserón del fondo, semioculto entre la yedra y los árboles que con sus ramas invadían el balcón que recorría la fachada sur. El otro señor se llamaba Don Federico Urraca. Era un oculista famoso que iba y venía de Burgos y que siempre andaba con la escopeta de caza al hombro, y el sombrero de cazador. Ocupaba con su familia la torre de la entrada, muy alta y con dos depósitos de agua en el tejado. Cuando los depósitos se llenaban hasta rebosar un chorro de agua caía desde lo alto sobre la alcantarilla de la calle. Como dejaban por allí los coches cuando venían, a punto estuvo de darse una ducha el yerno de Franco, una vez que vino a cazar a los cotos de su amigo Urraca. 
Como ya habrá averiguado el lector, eran días y personajes de postguerra, años 50; y todo esto yo lo veía desde mi casa. Una tapia muy alta e imposible de escalar ocultaba la amplia zona ajardinada. Sobresalían los árboles y sabíamos, aunque nunca nos dejaron entrar, que dentro había muchos rosales, dos fuentes y alguna estatua, y no faltaba la pérgola que recorría todo el sendero central. Hoy no está tan cuidado como entonces. Realmente era un espeso jardín romántico que debió ponerse de moda en la belle époque. Y en este jardín había un pavo real, una maravilla para nuestros ojos y oídos. Y las señoras de mi pueblo cuando hacían las camas cantaban:

“Ya se secó el arbolito 
donde dormía el pavo real. 
Y ahora duerme en el suelo, 
Y ahora duerme en el suelo,
Como cualquier animaaaal”.

En su época de celo, eso lo supe después, el pavo real subía a las ramas de los árboles de “El Jardín”, que era su mundo, desplegaba su cola, “cantaba” altísimo y algunas veces echaba a volar huyendo de su paraíso en busca de una pava. O sea que se iba a correr mundo; salía de viaje con rumbo desconocido. Entonces el guarda de “El Jardín”, que se llamaba Fausto, tenía que salir a buscarlo por los alrededores del pueblo. Este señor vigilaba “El Jardín” y, sobre todo los cotos de caza del oculista Urraca y sus amigos. Eran continuos sus conflictos con los cazadores furtivos de mi pueblo, cuyos nombres no recuerdo, por eso, porque eran furtivos.


5. -¡Mira si he corrido mundo!

Si los de Torreadrada y la Ribera Baja presumen en su famosa jota de haber recorrido mundo por venir de Migueláñez, pasar por Armuña y haber visto a las chicas de Añe, los de mi pueblo y alrededores no eran menos viajados. 
Rioseras queda a una legua de Ubierna y a media de Villaverde; a otra de Sotopalacios y a media de Quintaortuño (el pueblo donde nación San Juan de Ortega, que era muy alto);  a otra y un poco más de Vivar; a otra de Robledo y de Riocerezo. Y a media de Celada de la Torre, subiendo al páramo y ya de camino a Burgos, la capital, que quedaba a dos leguas y media. Son distancias que la gente, grande y chica, recorría a pie, especialmente los mozos y mozas cuando eran las fiestas. O sea que el personal hacía lo que el pavo real en época de celo, se iba a los otros pueblos a buscar la pava.
Como se ve, algunos son nombres sonoros como Villaverde, Robledo, Ubierna, Celada, Vivar o Sotopalacios, que luego se repetirían como apellidos o como toponímicos frecuentes en el mundo hispánico; y otros no tanto como el de mi pueblo, supongo que porque no ha dado gente importante. 
Gracias a estas caminatas los matrimonios entre los diversos pueblos eran frecuentes. Por ejemplo, yo procedo de Ubierna y de Rioseras. No sé si viene al caso; pero lo voy a decir: Los hombres de mi pueblo cogían la bicicleta y también dejaban el pueblo de vez en cuando, y se iban a recorrer los mercados y otros lugares de su interés. Podían estar varios días fuera; pero, como el pavo real, siempre volvían. 

Así que el personal se movía, viajaba y recorría “el mundo”. Y después de viajar por estos lugares de nombres tan sonoros, poco más merecía la pena… como no fuera viajar a Madrid (Madrid impresionaba mucho), atravesar los Urales o recorrer la muralla china. 

Y cuando llegabas a un pueblo la gente quería sacarte el parecido y lo primero que te preguntaba era: -¿Y tú de dónde eres?
Como aquí cada uno es muy suyo hay que distinguir: Ubierna, junto con Villaverde, Sotopalacios y Vivar pertenecen a la Merindad de Río Ubierna, mientras que Rioseras pertenece al Valle de las Navas, junto con Robledo, Riocerezo y Celada de la Torre (que está en el páramo y es algo desangelado). Dña. Jimena cuando se casó con Rodrigo Díaz recibió la propiedad de ambos territorios, pertenecientes de todos modos a la región más amplia que llaman el Alfoz de Burgos. El padre del Cid poseía estas tierras, o al menos los molinos harineros. Por eso al Cid le llamaban “el hijo del zaquilero”.

¿Qué decir de Vivar, Ubierna o Sotopalacios si hasta salían en la enciclopedia de la escuela?
Ubierna todavía conserva los restos de un “castillo roquero” y fue fundado, un poquito antes que Burgos, por Diego Porcelos, en el siglo IX. Los de Ubierna siempre han sido especiales. Al lindar con la carretera de Santander estaban bien comunicados por una línea regular de autobuses que llamaban la “COPE”. Se las daban de ilustrados y recitaban:

“Ubierna ya no es Ubierna;
Que es un segundo Madrid;
Con las Escuelas Modernas
Y la luz del Porvenir”

Efectivamente, yo creo que en la época de la dictadura de Primo de Rivera les hicieron una nuevas escuelas; y “El Porvenir” fue la empresa que les llevó la luz eléctrica por primera vez desde un pequeño salto de agua de más arriba. Al principio sólo podían encender al mismo tiempo una bombilla en cada casa. Pero fueron de los primeros en tener luz eléctrica. En las fiestas la Sra. Sole, mujer del médico que era ciego y más viejo que ella, les ponía la “Fuente del vino”. Por eso han salido bastante borrachuzos y yo creo que les falta un tornillo. La Sole era una vasca muy lista. Tenía también su Jardín con rosales y pérgola; pero sin pavo real. Les fue comprando las tierras a los labradores; y muchos terminaron “a dos velas”.

Los de Rioseras no nos dábamos tanta importancia. Y cuando llegábamos a otro pueblo lo que menos nos gustaba era que nos incordiaran siempre preguntando: -¿Y tú de dónde eres? Por eso también teníamos nuestros versos que decían:

“Tanto que de dónde eres,
que de dónde eres…
-De Rioseras ero,
¿y qué? ¡Ah!...”

Los chicos de hoy hasta imprimen este dicho en las camisetas. Realmente nuestra imaginación nunca llegó muy lejos, aunque no nos faltó la astucia, eso cuenta la leyenda, de birlarles a los de Robledo el
valle de Reidillo tras haberles adormecido invitándoles a sopas con vino.

Todo el mundo iba a Sotopalacios porque tenía una sala de baile. Tenía y tiene también un castillo ya tardío, yo creo que del XVI; pero ahí está, sin más. Cuenta con algunas casonas con escudos, y con dos iglesias con enterramientos de hidalgos. Siendo tan antiguo, era el más moderno. Se aprovechaba bien de la carretera de Santander. Y tenía el silo del trigo. Allí terminaba todo el mundo con sus carros de trigo. Vivar es muy pequeño, aunque famoso. De los otros pueblos sólo puedo decir que son más corrientes.

También en la actualidad merece la pena caminar sucesivamente hacia uno u otro de estos pueblos. Es bueno seguir recorriendo este mundo para bajar peso y ya dicen que “el que mueve las piernas mueve el corazón”. Las tabernas suelen estar abiertas, atendidas por argentinos, senegaleses o rumanos. Realmente no sé cómo han podido dar con estos pueblos que a mí me parecen tan apartados cuando los recorro; pero con sus tonalidades te permiten soñar que estás recorriendo la Pampa, haciendo un safari o camino del castillo de Drácula.

Y siempre hay alguna señora mayor que se asoma a la puerta de su casa y te hace la pregunta que tanto nos fastidia a los de Rioseras:

-¿Y tú de dónde eres?
(-¡Tanto que dónde eres, que de dónde eres…!)


FIN.


Francisco Alonso Crespo.
pacolaonso64@gmail.com




jueves, 16 de enero de 2020

Octavo Centenario de la Catedral de Burgos





EL 8º CENTENARIO DE LA
CATEDRAL DE BURGOS
(Donde se evocan recuerdos del verano pasado)


 


Fco. Alonso Crespo








Burgos ha iniciado este año el 8º Centenario de su catedral y ha inaugurado las Edades del Hombre en Lerma. Este doble acontecimiento ha impregnado todas las manifestaciones culturales y lleva al personal que da vueltas por el mundo a pasar por el Espolón burgalés y terminar frente al Papamoscas. Hoy día,  es inevitable, en verano sobre todo.

Estos y otros pequeños acontecimientos, como pasar un estupendo verano en Burgos, participar de la vida ciudadana, tocar cancioncillas a diario en San Cosme a mediodía (y otras vivencias musicales en la Catedral) y saludar a las amistades que llegan de paso, piden ser evocados ahora que el año termina. La llamada de Cristóbal a mediados de noviembre, y los WhatsApp llegados el día de Sta. Cecilia, patrona de la música (22 de este mes) me dan el último empujón para a escribir “alguna cosilla” al respecto. Les diré por qué: El presidente de Aire Libre me llama para animarme a asistir a la comida anual, y de paso recordar que sigue activa nuestra Revista; y los/las colegas de coro me envían versiones de la famosa Antífona de esta santa, “Cantantibus organis”, que ha sido objeto de mi atención este verano. O sea que lo que yo escriba será una “ensalada mixta” con todos estos ingredientes.

Hortus claussus en la Cartuja
En la foto son tres, Lola, María Fernanda y María José. Obviamente falta el fotógrafo, que soy yo. De haber estado en Burgos las Hnas. Andrés, creo que también nos habrían acompañado.

Están a la sombra pues es un día de mucho calor en el verano burgalés, y a media tarde, o sea cuando más aprieta el sol. Pero ahí las podemos ver tan animadas. El pequeño recinto es un jardincillo, “hortus clausus”, de la Cartuja de Miraflores. Y ellas están aquí porque han venido a Burgos, no faltaría más.

Es la primera vez que lo vemos. Ni idea tenía yo de su existencia.  No obstante parece que el jardincillo ha existido desde siempre como lo indican sus setos y arbolillos crecidos. El pequeño estanque del centro es sin duda un añadido de última hora. Antes formaba parte de la clausura y nadie ajeno al monasterio podía entrar. Ahora evidentemente lo han abierto al público. Se entra desde la galería o claustro que aparece nada más atravesar la puerta principal. Queda a la parte derecha de la iglesia de la Cartuja. Como digo, para mí es una novedad total.
Nuestras tres amigas han improvisado esta excursión a propuesta de Lola que es “burgalesa de pro”. Y, ojo, que María José es de Huerta del Rey, que no es menos. Los de Huerta del Rey no llegan a aquello de “-¡Apártate, que soy de Roa!”. Pero casi. María Fernanda supongo que es de Chamberí.
Su objetivo principal según me dicen es dar una vuelta por Burgos y sobre todo visitar con detenimiento la catedral ahora que se celebra su octavo centenario.

¿Qué  decir de la catedral de Burgos? Su primera piedra fue puesta en 1221 (número “capicúa”, fácil de recordar). Sus dos principales promotores fueron el Rey San Fernando y el obispo Mauricio. El rey se había casado un tiempo antes en la Catedral antigua de estilo románico. “Angosta y oscura” les pareció a los asistentes, y así debía serlo efectivamente. A gritos pedía  nuevo edificio como muestra de los nuevos tiempos y del esplendor que Burgos iba adquiriendo. 

Pero no podemos olvidar a Beatriz de Suabia, la esposa de Fernando III el Santo. Cuando se casan, Fernando es un "pardillo" de 18 años de edad,  y Beatriz es tres años mayor. Mujer culta, que conocía seguramente edificios de estilo gótico, y que visita, es de suponer, la Catedral de París en su viaje a Castilla para casarse ¿no fue seguramente la principal impulsora, el "alma" de la nueva catedral? 
Le dio a Fernando nueve hijos, entre ellos, Alfonso X el Sabio... E hizo santo a su marido, lo que tiene su mérito.

Beatriz de Suabia, tres años mayor
que el "pardillo" de su marido;
mujer docta.
La Nueva sería de estilo gótico y realizada por los maestros de obra franceses que tanta experiencia tenían ya en construcciones similares. La presencia de franceses en Burgos venía de lejos. Y sin duda la de otros europeos, por aquello del Camino de Santiago. Ya desde el siglo XI y tal vez antes aparecieron personajes que luego han sido famosos como San Lesmes, que es el patrón de la ciudad. Y el obispo Mauricio si no era francés al menos había estudiado en París. Hay iglesias varias que llevan nombres de santos franceses como San Gil, San Cosme y San Damián, etc. Yo qué sé. 

Y ya en el siglo XV aparecieron los maestros alemanes (Juan de Colonia; y el hijo, Simón; y el nieto, Francisco) a cuya inspiración se deben las agujas de la catedral, la capilla de los Condestables y otros aditamentos.

No me olvido del cimborrio. Lo que pasó fue que el construido por Juan de Colonia se derrumbó, con terrible estruendo, una noche de marzo a mediados del siglo XVI. Debía ser enorme y monumental, imitando probablemente la forma de las agujas; pero las columnas no soportaron su peso. 

Ante tal desgracia el cabildo no se amilanó y tampoco los burgaleses y comenzaron pronto la reconstrucción del mismo. Juan de Vallejo fue quien llevó a cabo el proyecto. Hubo de acomodarse al estilo general gótico aunque ya introduce elementos renacentistas. 

Cuando años más tarde y una vez  terminado lo contempla el rey Felipe II tuvo unas palabras, diríamos que políticamente correctas, y que todos recordamos: "No parece obra de hombres sino de ángeles", parece ser que dijo. Y digo que políticamente correctas porque sus gustos artísticos eran ya mucho más avanzados (y diametralmente opuestos) como muestra la construcción del Escorial. En su fuero interno probablemente lo que esa enorme obra le pareció fue algo más bien provinciano y anticuado. Pero ojo, el cimborrio, independientemente de su momento, es la octava maravilla.

Primera piedra en 1221
La catedral de Burgos ha sido para muchos burgaleses entre los que me incluyo como la casa común a la que se podía entrar en cualquier hora y circunstancia. Ahora se requiere entrada; pero en tiempos anteriores sus puertas estuvieron siempre abiertas y sin ningún control de acceso. La gente entraba, tanto en invierno como en verano, y daba una vueltecita. Tal vez se sentaba en algún banco de una esquina y a continuación se iba a la calle como si tal cosa.

Esta costumbre tenía un precedente curioso que dio ocasión a la Escalera Dorada: En la Edad Media, para ganar tiempo y para evitar la intemperie, la gente cruzaba por el centro de la catedral, bajando por la escalera entonces existente desde la calle de arriba a la de abajo (supongo que también de la de abajo a la de arriba), a veces con animales muertos o vivos a la espalda, sueltos o de la cuerda, qué sé yo. 

Supongo que lo harían tanto los judíos como los moros y los cristianos pues a todos los burgaleses nos gusta atajar. El cabildo no soportaba aquella algarabía y cerró la puerta de arriba. No dejó ni la escalera. Y con las protestas, Diego de Siloé construyó la actual Escalera Dorada, con proyecto que se trajo de Italia.
La catedral es visible desde todas partes. En
 la foto sus agujas se alinean
con los cipreses de la ladera del castillo.

Todo envejece y los años y los siglos fueron dejando huellas de gran deterioro en el edificio tanto en el exterior como en el interior. 

Ya hace  como 20 años que escribí un articulillo para nuestra revista de Aire Libre sobre el estado calamitoso de nuestra amada catedral, con ocasión del desprendimiento que se produjo de una estatua de piedra de San Lorenzo, que pendía exenta de la torre del lado derecho, sobre un pedestal que sobresalía del muro, a unos 40 metros de altura. 

Desafiar  la ley de la gravedad con la piedra era un capricho propio del gótico, además de las vidrieras y los arbotantes. 

Nos  expusieron en el suelo la estatua de San Lorenzo una vez rehecha, 3/2 del tamaño natural, antes de subirla a la torre. Sin duda pesaba varias toneladas. Y volvió al pedestal exento y a la intemperie. Aquello del desprendimiento ocurrió a media mañana y por poco la boda no acabó en funeral.

Realmente la piedra caliza (de Hontoria de la Cantera) con la que está construida la catedral es muy sensible a la intemperie y sufre continuos deterioros. La caída de la estatua hecha trizas fue la señal de alarma. Todo el mundo se puso manos a la obra y hay que reconocer que en estos 20 años se le ha dado la vuelta tanto por dentro como por fuera como a un calcetín. Y ahora está esplendorosa.

Paso a paso, proyecto a proyecto, se han realizado las obras de renovación. A cualquier visitante le hubiera bastado ver el interior de la sillería del claustro, deshecho por la carcoma, para comprobar que no se podía esperar ni un minuto más. Y realmente todo ha sido muy oportuno para preparar este octavo centenario, que, por si alguno llega tarde, van a prolongar a lo largo de tres años.

Nuestras tres amigas se habían dado por la mañana una vuelta por todo el interior viéndolo renovado, incluido al claustro alto que por su dificultad se había dejado hasta el final. Yo no lo he visitado todavía: Queda pendiente.

Toda la vida cultural burgalesa se hace confluir en torno a esta celebración del 8º Centenario: Conferencias, conciertos, artículos de prensa, programas de radio y televisión. No faltan tampoco los fuegos artificiales, las proyecciones luminosas sobre las fachadas o las sendas luminosas indicadas por velas encendidas entorno a la Catedral. Sólo nos falta envolverla en papel de celofán o pasearla en globo. Son actos muy variados y cada cual se apunta al que le apetece, claro está.

Y no podía faltar la música. En la Catedral hay cinco órganos por lo menos y que yo sepa. Todos ellos están en buen estado. La Catedral cuenta con toda una tradición musical de la que son pruebas sus libros y códices, que dan constancia de la vida musical, de las partituras empleadas y en general de la adaptación a los gustos musicales de los siglos según se han ido sucediendo.





      Lógicamente hay partituras de canto gregoriano. A mediados del verano el director de uno de los coros me hizo llegar la versión que conserva un Códice de la Antífona de Santa Cecilia "Cantantibus organis" que he mencionado al principio. Realmente se trata de una expresión del canto gregoriano cuando éste ya ha entrado en decadencia.

El códice es un libro miniado del siglo XV, antiguo y con mucho mérito; pero “manifiestamente mejorable”. Se lo hago observar al director; pero, claro, me indica que no es poco interpretar una partitura de la catedral que aparece en un códice de varios siglos de antigüedad. Responde a una concepción del canto gregoriano como canto plano, inexpresivo y sin matices. Pero es lo que hay. Hay que reconocer que tiene también un sentido, aún en tiempos en que este canto se encuentra ya renovado y restituido a través de largas investigaciones. Y en los libros catedralicios también hay muestras de polifonía, obviamente.

En la actualidad la catedral cuenta con una escolanía infantil y un coro de adultos senior. No obstante es un privilegio para todos los demás coros de la ciudad poder interpretar su repertorio bien en la capilla de Santa Tecla, en la de los Condestables o en la nave central. El público acude en masa y resulta realmente complicado asistir.

De esto y otras cosas vamos comentando entre nosotros, mientras bajamos desde la Cartuja a la ciudad. Nuestras tres amigas siguen su periplo turístico.

Yo las dejo pues debo ir a acompañar con el teclado los cantos en San Cosme, la iglesia tardogótica en la que toco y tarareo, levantada al otro lado del río y por la que pasó Santa Teresa cuando vino a Burgos. La temperatura en esta iglesia es ideal y hay que reconocer que se disfruta sobre todo cuando se puede acceder al órgano sin pretensiones de agradar al público.

 Es una de las actividades de un veraneo en Burgos, ciudad castellana en la que como es sabido hasta ahora sólo había dos estaciones, la del tren y la del invierno. Por eso su verano es una verdadera delicia.

Se está y se ve a la gente pasar. Los peregrinos la cruzan incesantemente por la calle de Fernán González y sus paralelas. Los turistas también se aglomeran en torno a las plazas y edificios. Hay que reconocer que me resultó un poquito extraño comprobar cómo una multitud de gente mayor estaba pendiente de los bostezos del Papamoscas (en silencio, como si estuvieran en la Capilla Sixtina) cuando iban a dar las doce del mediodía. Pero el turismo lo invade todo en cualquier circunstancia.

Al día siguiente nuestras amigas completaron la visita a la ciudad, recorriendo el Museo de la Evolución Humana y el Monasterio de las Huelgas. No se fueron, según me contaron, sin probar el buen cordero en el restaurante de todos conocido, situado cerca de la plaza del Cid y en la calle Vitoria (“de cuyo nombre sí quiero acordarme”).

Hace como unos 20 años escribí, como ya he indicado, sobre la catedral de Burgos para nuestra revista de Aire Libre de una manera más formal y académica, y también surrealista.

 Como todo avanza que es una barbaridad, aquí me tenéis acabando de dictar este pequeño texto al teléfono, cómodamente reclinado y simplemente teniendo delante algunas de las fotos que adjunto en la edición y que envío ahora mismo a Juan Romero para que la incluya en nuestra Revista si lo tiene a bien.

 Le pediré que previamente le haga llegar este texto a nuestras tres amigas, por alusiones (Al menos así alguien lo leerá)… ¡Y feliz año nuevo, mis buenos amigos/as!

Fco. Alonso Crespo.
Tres Cantos, 26 de noviembre de 2019.

Puesta de sol.



La voz del hombre justo: EL CANTO GREGORIANO

La voz del hombre justo: el canto gregoriano.

Presentación: