viernes, 26 de octubre de 2012

Tres Cantos: La ciudad como...SEGUNDA PARTE.



La ciudad como "escenario" de nuestras vidas.
La imagen de la ciudad.
Tres Cantos

(SEGUNDA PARTE)

Francisco Alonso Crespo.


Con qué "mimbres" construimos el "cesto" de la imagen de la ciudad.

Me he referido a los sentimientos y sensaciones que nos unen a los escenarios urbanos. He afirmado también que hay un componente personal y subjetivo, y otro componente más objetivo que está en el origen de la "imagen" que construimos, de lo que "vemos".
 
Jardín y parque infantil en Literatos

El planteamiento de los expertos en urbanismo y psicología del espacio nos puede parecer un poco simple al principio. Si les seguimos en su análisis, su aportación nos puede ser muy útil para entender mejor dichos "escenarios" urbanos.

Los contenidos de las imágenes de la ciudad, y en general de las imágenes ambientales, referibles a las formas físicas, pueden ser clasificados dentro de cinco tipos de elementos: Sendas, bordes (o límites), nudos (o cruces, o núcleos o plazas), hitos (o mojones), barrios (o regiones o territorios o zonas o enclaves).

Recordemos que estos son los elementos o componentes que nos servían para describir la ciudad de Florencia.

Así se denomina técnicamente a los elementos que componen la imagen de la ciudad, y nuestra sorpresa es mayúscula al comprobar que son los mismos términos y conceptos que se han usado desde siempre para "organizar" el ambiente rural y, en general, el territorio habitado por el hombre. Nunca mejor dicho aquello de “nihil novi sub sole...", nada nuevo bajo el sol.

Esta coincidencia de nombres y conceptos nos indica hasta qué punto se trata de significados anclados en bases antropológicas. Deben saberlo también aquellas personas que han nacido y crecido en la ciudad: sus viajes al campo son el retorno a sus raíces... Los parques urbanos y zonas verdes, ¿no son en realidad un sucedáneo o zona de paso entre ciudad y naturaleza? Quienes nos hemos criado en un ambiente rural consideramos esos elementos como componentes "naturales" de la organización espacial, indispensables para orientarnos y movernos sin perdernos. Así, el "hito" por antonomasia, el Sol, con su "'movimiento", y desde él, los puntos cardinales. Bien es verdad que estamos más habituados a unos términos que a otros (mojón y no "hito"; cruce y no "nodo", etc.). Y sabemos también que al igual que en la zona urbana, no hay un solo rincón o componente que no sea reconocido, además, por su nombre propio. Siempre me llamó la atención que en mi pueblo natal un pequeño enclave llevara el nombre de “Las piedras hablan”. Luego he visto que tal denominación aparece también en otras zonas. Bien sea con la memoria, bien con el soporte de fotos o diapositivas, podemos evocar la presencia de estos elementos y su relación en la configuración del paisaje.

Plaza Central

El ejercicio mental que se requiere para descubrir la presencia de estos elementos en el paisaje urbano que contemplamos puede resultar arduo y frío al principio: pero merece la pena adquirir cierta destreza en este análisis para valorar mejor las ciudades que visitamos, y en primer lugar la ciudad que habitamos. Cada componente de los citados se puede considerar de forma aislada o más bien en relación con los demás. A su vez la imagen de cada uno de ellos puede permanecer fiel a su sentido básico o puede variar. En efecto, la imagen de uno de estos elementos puede cambiar de tipo. Así una autopista puede ser una senda para un conductor y un borde o barrera para el peatón. El centro puede ser un barrio o distrito y un nudo o núcleo desde la perspectiva de una gran ciudad o metrópoli.

Estos elementos no están aislados. Los barrios estás estructurados con nudos o núcleos, definidos por bordes, atravesados por sendas y regados de mojones. Se superponen y se interpenetran; se integran en la imagen total.

Las “sendas” son los caminos que sigue el habitante de la ciudad al trasladarse. La gente observa la ciudad mientras la recorre, y suele organizar y conectar los demás elementos ambientales conforme a las sendas que recorre. Pueden ser calles, senderos, canales, vías férreas, etc. Los antecedentes rurales son los senderos, caminos, cañadas. Identifican y fortalecen la imagen de una senda determinada aspectos tales como unas características especiales de fachada, un arbolado tupido, su anchura, la concentración de un uso o actividad, ser un torrente de peatones, sus muchedumbres, etc. Nos gusta saber dónde empiezan y a dónde llevan: tener sensación de dirección; poder reconocer nuestra posición en la longitud total; tener una orientación general en el paisaje total; con puntos terminales claros y estratégicos, que no existan cruces caóticos que nos desorienten.

Los “bordes” o límites son límites lineales como murallas, playas, vías de ferrocarril. Constituyen referencias laterales y no ejes coordinados. Son elementos "fronterizos". Es un importante elemento organizador para las personas, aunque no tanto como la senda. Mantiene juntas zonas generalizadas, como en el caso de una muralla o en el caso del contorno de una ciudad trazado por el agua. Son también barreras, no siempre naturales, como las vías del ferrocarril, pasos elevados que son "bodes aéreos" o en lo alto.

Los “barrios” o distritos son amplias zonas de la ciudad con un carácter común que las identifica. El observador entra en ellas mentalmente. Son identificables desde el interior y se las usa también para la referencia exterior. Solemos estructurar la ciudad de esta forma. Las unidades temáticas (quietud, homogeneidad arquitectónica, uso comercial, barrio de oficinas...), su fondo histórico, su nombre... son aspectos que contribuyen a darlos identidad. Sus núcleos, mojones... son buenos elementos organizadores.

Los barrios internamente indiferenciados, desorientadoramente informes, sin zonas identificables, sin contrastes... hacen difícil el desarrollo de la imagen urbana en la mente del ciudadano... no son imaginables... llevan a la desorientación y el desasosiego. Es positivo que tengan una imagen vigorosa y posean impacto visual. Actualmente es preciso distinguir en la ciudad entre el centro histórico o casco antiguo, el ensanche y la periferia. La identidad o visibilidad de la imagen va decreciendo hasta el extremo de resultar muy difícil la orientación en las zonas periféricas "donde todo es igual".

Sierra desde la ventana

Los cruces o “nudos” o núcleos: Cruces, plazas, mercados, zocos, parques... Son confluencias, lugares de transbordo, convergencia de sendas, cruces. Son los "puntos estratégicos'' de una ciudad en los que puede entrar el caminante. Constituyen los focos intensivos de los que parte o a los que se encamina. Son también "concentraciones". Una esquina donde se reúne la gente, una plaza, focos, símbolos de un barrio sobre el que irradian su influencia. Su relación con las sendas consiste en que son las confluencias o cruces de éstas. La plaza es un "acontecimiento" en el recorrido. Su relación con el barrio consiste en ser su foco intensivo, su centro polarizador. En toda imagen suelen aparecer estos puntos nodales, siendo con frecuencia el rasgo dominante de la misma. Como en las confluencias DEBEN ADOPTARSE DECISIONES, la gente aguza su atención en estos lugares y percibe los elementos vecinos con una claridad mayor que la corriente. Los nudos tienen gran importancia perceptiva, deben poseer características clave, intensidad temática, "imaginabilidad”. Cuando el caminante llega, su principal sensación de ubicación es sencillamente la de “ya estoy aquí”.

La plaza de San Marcos, en Venecia, resume las cualidades ideales del nudo o núcleo: Es una plaza muy diferenciada, exuberante: su extensión contrasta con el carácter general de la ciudad y con los espacios angostos y retorcidos de sus accesos inmediatos. Sin embargo se relaciona firmemente con el principal rasgo de la ciudad, el Gran Canal, y tiene una forma orientada que aclara la dirección desde la que se entra. En su interior está muy diferenciada y estructurada, contando con dos espacios, la Piazza y la Piazzetta, y con muchos mojones distintivos (la Catedral, el Palacio Ducal, el Campanile, la Biblioteca). En su interior uno se siente siempre en clara relación con ella, situado con precisión. Tan distinto es este espacio que muchas personas que no han estado nunca en Venecia reconocerían inmediatamente su fotografía.

Los mojones o “hitos” son un punto de referencia; pero en este caso el caminante no entra en ellos; sino que le son exteriores. Se trata de un objeto físico definido con bastante sencillez, un campanario, un edificio, una señal, una tienda, una montaña. Implica la selección de un elemento entre muchos otros. Hay mojones distantes, vistos desde muchos ángulos y distancias, y se les utiliza como referencias radiales. Pueden estar dentro o fuera de la ciudad y a tal distancia que simbolicen una dirección constante. Torres aisladas, cúpulas doradas, grandes colinas. El SOL es el hito por antonomasia, cuyo "movimiento" es suficientemente lento y regular. Otros mojones son locales, así los letreros, frentes de tiendas, árboles, detalles urbanos como un tirador de puerta, que atraen la atención y entran en la imagen del observador. Son claves de identidad y cuanto más familiar es el trayecto, más se confía en ellos.

Un mojón o hito no lo es si pasa desapercibido. Por eso su característica física clave es la singularidad, ser único o memorable en el contexto. Forma nítida de modo que el ciudadano les acoja como elementos significativos. Deben contrastar con su fondo, con prominencia en la situación espacial. El principal factor es este contraste entre figura y fondo. Limpios en una ciudad sucia. Las asociaciones históricas u otros significados constituyen poderosos refuerzos. Una vez que se adhiere a un objeto una historia, un signo o un significado, su valor como mojón sube.

Solemos desplazarnos por la ciudad pendientes de una serie consecutiva de mojones, serie en la que un detalle evoca por anticipado al próximo y del tal manera que los detalles claves suscitan movimientos especiales del caminante, tales como decisiones respecto a doblar, o la sensación tranquilizadora al comprobar que se va bien orientado. Otros detalles adicionales proporcionan sensación de proximidad al destino final o a las metas intermedias. Estas secuencias si son continuas (con espesamiento de detalles en los nodos) y libres de largos vacíos contribuyen a la seguridad emotiva del caminante, además de ser guías eficaces.

Un elemento especial son los mojones distantes, puntos prominentes visibles desde muchas posiciones. Suelen ser bien conocidos; pero pocas personas suelen usarlos para organizar la ciudad y orientarse si no tienen un sentido preciso de dónde están colocados y si no conocen cómo llegar hasta su base, al dar la impresión de estar "sin fondo" y como flotando.

El duomo o catedral de Florencia es un buen ejemplo de mojón distante. Es visible de cerca y de lejos, de día y de noche, inconfundible; dominante por su dimensión y su contorno; estrechamente relacionado con las tradiciones de la ciudad; coincide con el centro religioso y de movimiento de las personas: hace pareja con el campanile de forma tal que la dirección de la vista y la orientación pueden calcularse desde la distancia. Resulta difícil concebir la ciudad sin que se presente a la mente la imagen de este gran edificio. (Kevin Lynch).

Madroño en el Parque Central


Cualidades de la Forma:

Para que los elementos citados impresionen visualmente, para que "importen" y se conviertan en materiales con los que el observador puede construir imágenes agradables y estimulantes sobre el espacio urbano, su forma ha de tener ciertas características.

Cuando contemplamos un paisaje, y en concreto un paisaje urbano, apreciamos estas cualidades de las formas aunque no reparemos explícitamente en ellas. El "encuadre" deseado y buscado para una fotografía obedece a una búsqueda más activa en este sentido, de modo que, siendo las personas que van a salir en la foto las protagonistas del evento, el lugar o escenario aparezca claramente diferenciado y con bellos contornos.

Son cualidades que refuerzan la "imaginabilidad” de los elementos urbanos:

La singularidad o claridad de figura-fondo. El elemento ha de poseer cualidades que lo identifiquen, que lo hagan destacarse, que lo hagan vívido y reconocible.

La sencillez. Una cúpula posee sencillez de forma visible.

La continuidad, con armonía de superficie y repetición de intervalo rítmico en una calle, senda o borde, por ejemplo.

El predominio, la interpretación de un conjunto con un rasgo principal.

La claridad de empalme, relación clara e interrelación con los otros elementos del entorno. Diferenciación de dirección, con gradientes, asimetrías, etc. que diferencian un extremo del otro, en una senda, por ejemplo.

El alcance visual. La concavidad del terreno (entorno de Cibeles), la superposición armónico de elementos, etc. aumentan la profundidad visual y la perspectiva.

La conciencia de movimiento. La claridad de los declives, las curvas, etc. hacen al “transeúnte" sensible de su propio movimiento.

Series temporales, secuencias con cierto ritmo, de "naturaleza melódica" (la melodía, no las notas por separado), incluso con detalles que anuncian el elemento que viene (hilera de sicomoros que anuncia la plaza en la que tendrá gran relieve la presencia de estos árboles).

Nombres y SIGNIFICADOS. Las asociaciones culturales, históricas, etc. realzan la imaginabilidad de un elemento. Aquí entra especialmente en juego la memoria y el conocimiento del observador.

Ninguna de las cualidades de la forma actúa aisladamente. El efecto total depende del refuerzo recíproco. Así sería inconfundible una zona que tuviera una forma simple, una continuidad de tipo y uso de la edificación, que fuera única en la ciudad, estuviera netamente delimitada, claramente ligada con una región vecina y fuera visualmente cóncava...


Tres Cantos, Tres Cantos: ¿qué vemos en ti?

Cada uno de nosotros tiene su visión de Tres Cantos, cosa que es muy de respetar, y el intercambio de las respectivas impresiones es tan interesante como demostrativo de la variedad de gustos y opiniones.

¿Y si intentáramos dirigir nuestro esfuerzo a la aplicación de lo dicho hasta a hora a esta ciudad concreta, escenario de nuestra aventura vital?

¿Qué podemos destacar de los "elementos" con los que organizamos mentalmente el espacio urbano y con los que construimos la imagen de la ciudad?

Podemos adoptar dos puntos de vista (nunca mejor dicho, eso de los "puntos de vista"). Uno. "a vista de pájaro", sobrevolando ágilmente por la ciudad, atendiendo a panorámicas generales. El otro punto de vista, más íntimo y personal, atendiendo a los "escenarios" habitados y a los "paisajes" o lugares favoritos y con los cuales establecemos lazos de afecto, de recuerdos o nostalgia...

"A vista de pájaro" podemos aludir, por ejemplo, a mojones o hitos como la Torre del Agua sobre la colina, sus “puertas” de entrada y salida, “barrios” como la primera y segunda fase, sendas como la avenida del Parque, cruces o nudos como la plaza del ayuntamiento, la plaza del Arcoiris, enclaves como el lago, la estación, el sector en que uno vive… Punto de referencia o hito a lo lejos como la torre de la iglesia de Colmenar vista desde los balcones altos, y más lejos La Pedriza o en días muy claros, La Bola del Mundo o Peñalara.
Y bordes o barreras, también hay barreras en Tres Cantos, como las dos vías férreas y autopista que con los edificios de la Rotonda, de la Plaza de Encina, etc. nos impiden ver la puesta del sol y en general las zonas que quedan al oeste. Borde y barrera lo es también la tapia del monte de Viñuelas. Y por supuesto se nota que siendo Tres Cantos un enclave nuevo, no dispone de las salidas y caminos al campo, en todas las direcciones, que tienen las localidades seculares. No hay murallas sino alambradas. El parque central es hito y senda y núcleo y punto de referencia. Ya dentro, dispone de numerosos elementos que lo articulan: numerosas sendas, núcleos o plazas, como la de la Familia, el lago, zona recreativa nueva, terraza incluida. Los nuevos bulevares por sí y en conjunto son puntos de encuentro, de orientación, sendas del paseante, unidos por la avda de los Encuartes. Las fuentes, tan significativas en esta paramera, son hitos "por definición", colocados en puntos estratégicos, en cruces y nodos. Las rotondas, funcionales en la circulación, parece que piden a gritos contar con esos hitos. Las fuentes deben ser diferentes, también por definición. Algunas son luminosas, de variados colores. El "monumento a la peseta" tiene una forma dotada de identidad.

Y hablando de las cualidades de la forma, ¿poseen dichas cualidades (claridad figura-fondo, sencillez, alcance visual, etc) los elementos urbanos de Tres Cantos? Este es el gran desafío. Ahí se demuestra la creatividad y originalidad de los artistas y urbanistas. La Avda de La Vega para mí es gratamente "imaginable" y visible. El nombre le va muy bien. Es senda y cuando avanzas bajo los árboles contemplas una sucesión de elementos, bien  a tu derecha o a tu izquierda, según el sentido de la marcha, cuya visión es grata y que te informan del punto en que te encuentras. Si se permite lo "cursi", diré que a veces bromeo y le llamo "el paseo marítimo". Los bulevares son reconocibles, y la avda del Parque ha sido particularmente mimada. ¿Tendremos alguna vez una "Plaza Mayor"? La actual plaza del ayuntamiento, con su "elipse" orientada este-oeste, definida como nodo y plaza también por su modernos "arcos", no es vista sin embargo como tal porque el tráfico en doble dirección (cosa difícil de evitar) impide que te sientas a gusto, "sin bajar la guardia" al transitar por ella a causa de los coches. Es tan moderna, por otra parte, que resulta fría. Sólo viene ligeramente suavizada por las plantas ornamentales que se descuelgan desde las terrazas y por los geráneos suspendidos en los pivotes. En fin, cuestión de gustos. He mencionado también la barrera infranqueable, como no sea desde los balcones de los pisos altos, que nos impide contemplar las puestas de sol, y contemplar los paisajes que se extienden en esa dirección. En fin, hay otros elementos ausentes, dada la novedad de Tres Cantos. Falta la referencia del cementerio y su camino. No es que yo lo eche de menos. Pero puestos a mencionar... no lo puedo omitir. Y el monte de El Pardo y el de Viñuelas se convierten en ausentes e invisibles casi del todo por la falta de múltiples sendas seculares para acceder a ellos, de modo que sólo los senderistas muy informados conocen las pocas y "subrepticias" actuales. Por otra parte con un 40% de suelo de uso común, lo que hace olvidar el efecto de las siete alturas, la ciudad de Tres Cantos es transitable, visible, relajante, nada hostil, e ideal en muchos aspectos. La vegetación es la suficiente, e incluso un lujo en esta paramera (tan adecuada para problemas de articulaciones y reumas) y tampoco podemos pedir las espesuras de los parques santanderinos. Y hasta los coches paran casi siempre en los pasos de cebra. Le falta la "pátina" y el encanto de las ciudades seculares... pero también de éstas habría mucho que hablar (zonas insalubres, infravivienda en el centro, etc.). En fin... Por cierto, ¿a qué se debe el mal olor que a veces desprenden las alcantarillas? ... Porque hemos dicho que no sólo de imágenes visuales hablamos... también de las olfativas, etc.  Ello no impide que cuando uno viene desde Madrid, tan caótico, baja del tren y llega a la plaza, sienta una sensación de alivio y bienestar, y sienta ganas de respirar hondo y decir: ¡ya estoy aquí!
Pero los itinerarios, sitios y detalles de resonancias personales son menos abstractos, más reducidos, de contornos más familiares y emotivos. El sector y calle o plaza en que se vive, las rutas más frecuentadas, los edificios, fuentes o pequeñas zonas ajardinadas que se contemplan al pasar. La concavidad de la calle, aquella esquina, aquella placita, el bar o cafetería en que se para... Si recordamos la película "Smoke", la pequeña plaza frente al escaparate de la tienda, con sus cambios diarios de luz y sensaciones, era el centro y escenario de las vidas de sus personajes... Esto por supuesto; pero dadas las diversas edades… los elementos significativos cambian. Para los pequeños (y sus padres y abuelos) los parques infantiles son reinos dorados; para la juventud, las instalaciones deportivas; para los mayores, nuestros centros, y todas las sendas, plazas y bulevares…y los bancos para sentarse. Y aquel abrigaño. Para el grupo de señoras que encuentro sentadas en el hall de la Casa de la Cultura, ese espacio, ese banco, ese ambiente es un hito, un nodo, un cruce... algo que tiene su importancia, en el que saben que se van a encontar por las tardes para charlar y hacerse compañía. ¿Cómo se llama la churrería, La Auténtica? Esta es hito, nodo, cruce... todo para tantos tricantinos especialmente la mañana del domingo. Tiene su pequeña importancia, qué duda cabe, y alguna vez entre semana, en casa o en el trabajo se merece algún comentario, algún pequeño recuerdo... ¿Y el sol? ¿Y los jardines escondidos de las urbanizaciones? ¿Y los árboles frutales diseminados por las zonas ajardinadas? Aquel manzano, esa morera... el grupo de acacias (los últimos árboles en dar hojas... ¿y los primeros en perderlas?). Y, en fin, la propia vivienda. Todas, en Tres Cantos, cuentan con "habitaciones con vistas" y la luz natural entra a raudales. Si los vecinos son mínimamente cuidadosos bien se puede decir que volver a casa es volver a un lugar tranquilo y amable, situado en un lugar amable.


Conclusión: Aprendamos a mirar, a admirar.


Como antes hemos indicado, la relación del ciudadano con la ciudad es interactiva. La ciudad como tal es más o menos visible o imaginable; pero cada persona "construye" con más o menos significaáo y hondura los escenarios que transita. Merece la pena la actitud activa del que profundiza y aprende.

EL medio urbano en que nos movamos, Tres Cantos sin ir más lejos, puede ser una fuente de estímulos positivos y de bienestar; pero también puede ser la expresión de un mundo que sentimos como empobrecedor, monótono, caótico e incluso peligroso. Estaremos de acuerdo en que se trata de poder disfrutar de la ciudad, de que la vida en ella cause deleite; no de sufrirla como un castigo.

Será preciso cierto sentido crítico. ¿Acaso no hay propuestas que distorsionan gravemente la imagen de la Ciudad? Hay chirimbolos que deberían cumplir la función de hitos y son simplemente estorbos. En Madrid, los túneles y pasos subterráneos convierten las sendas en barreras, aquí tenemos más suerte. La intensa circulación, además de la contaminación atmosférica y acústica convierte las rutas en barreras. El automovilista se ve obligado a considerar prácticamente uno solo de los elementos del paisaje: la ruta. La velocidad y la prisa se amparan en la frase de "la distancia se mide por el tiempo" para deformar las dimensiones del espacio. No padecemos la masificación o "hacinamiento" creados por la especulación que impiden toda vivencia gratificante, y es una suerte...

Pero no hemos de permitir que la ira anule el sentido estético, y si los urbanistas y políticos olvidan su obligación, y el medio urbano pierde la escala humana en aras de los intereses económicos, del automóvil, etc., ésta ha de ser una razón más para que cada uno de nosotros se las ingenie para compensar el medio hostil en que puede convertirse su ciudad.

Por eso, dicho sea de paso, las visitas documentadas a los lugares significativos, monumentos, etc. para descubrir sus resonancias culturales, históricas, etc. constituyen una forma realmente oportuna y moderna de enriquecer la visión de la ciudad. Es más, al ver la importancia que tiene para el ser humano el conocimiento y organización del medio en que se mueve, y al presentar los elementos o "mimbres" con los que teje esa representación o imagen, entenderemos que los viajes, visitas a otras ciudades, marchas y actividades de senderismo por el campo o la montaña, contribuyen también de un modo u otro a enriquecer esta importante dimensión en la que "anclamos" nuestra existencia.


¿Y qué decir de las raíces históricas, culturales, monumentales, literarias y legendarias? En nuestra ciudad algo hay... pero básicamente, y ello es natural, están por crear. Los niños y jóvenes nacidos y crecidos aquí lo podrían decir. De todos modos habría que escuchar a los abuelos y a padres, analizar el material de los colegios en que el que se anima a los niños a expresar vivencias ligadas a su ciudad, seguir a los "cuentacuentos", escuchar las redacciones y pequeños poemas, contemplar los dibujos y cuadros, escuchar sus conversaciones, cantos y juegos para saber hasta qué punto y de qué modo  los habitantes menudos y no tan menudos pueblan y enriquecen el "escenario" de sus vidas, el río de sus vivencias.
Para el desarrollo las raíces históricas, culturales, monumentales, literarias y legendarias se precisan siglos, y acontecimientos y tragedias, hechos ilustres, vecinos y vecinas preclaros… Se precisan siglos.



Bibliografía:

- "La Imagen de la Ciudad". Kevin Lynch, Massachusetts. Ediciones Infinito. Buenos Aires.
- "The hidden Dimensión". Edward T. Hall. Anchor books. London.
- "Personal Space. The behavioral basis of design". Roben Someter. Prentice Hall. New Jersey.
-“Estructura social, en Tres Cantos, la ciudad y el territorio”. Elvira Egea. Edita el Ayuntamiento.


Francisco Alonso Crespo
Tres Cantos, Octubre de 2012.








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